LA CUNA DEL FÚTBOL URUGUAYO

El fútbol uruguayo tuvo otra cuna: Escocia

Un investigador escocés comprobó como un antiquísimo deporte de los Highlands influyó en la forma en que se desarrolló el estilo celeste de juego.
Desde tiempos remotos, los habitantes de los Highlands escoceses practican un deporte con pelota, palos y arcos llamado shinty. Por esos caminos que tiene la vida, ese juego ancestral terminó ejerciendo poderosa influencia en el fútbol uruguayo.
Hace años, una serie de televisión de la BBC llamada Relaciones descubrió cómo logros científicos y acontecimientos históricos se fueron interconectando para crear otros inventos. Así pudo ocurrir con el shinty, el puesto de centre half y la Celeste.
Cuando en la segunda mitad del siglo XIX ingleses y escoceses e comenzaron a enfrentarse en partidos de fútbol, aquellos lo hicieron con un esquema basado en un arquero, dos defensas y ocho delanteros que partían de una misma línea. Los escoceses, en cambio, adaptaron las posiciones que venían desde hacía siglos del shinty, donde se formaban duplas para combinar y avanzar por toda la cancha. Esas duplas fueron base del juego más asociado de los escoceses, con pases cortos, a diferencia de los pases largos para correr y atropellar, como los ingleses.
Además, de esos esquemas derivados del shinty se afirmó en Escocia la posición de un futbolista clave, que pronto sería denominado centre half. Un joven escocés que jugaba en ese puesto, John Harley, sería fundamental para que el fútbol uruguayo adoptara un nuevo estilo a partir de 1909.
La conclusión pertenece a Iain Campbell Whittle, un economista escocés apasionado por la investigación sobre la historia del fútbol, que hace poco pasó por Uruguay, Argentina y Brasil para seguir buscando vínculos entre su país y el fútbol de esta parte del mundo. Campbell Whittle escribe para las revista The National y Nutmeg y colabora con la radio y la televisión de su país.
Así pudo determinar que la influencia de sus coterráneos en el fútbol sudamericano resultó mucho mayor de lo que se creía. Ese desconocimiento se debe en parte a un preconcepto: durante mucho tiempo en el Río de la Plata se asimiló todo lo británico a Inglaterra, olvidando a los otros miembros del Reino Unido. “Yo soy británico y escocés, no inglés”, enfatiza. Su conocimiento sobre el origen de los apellidos le permite saber de dónde vino tal o cual futbolista, incluso su ciudad natal, con solo repasar la formación de los equipos.
“A fines del siglo XIX, el fútbol en Inglaterra no era pasión, como sí lo en Escocia o Uruguay, porque allá estaban el cricket y el rugby con muchos seguidores. En ese momento hubo una explosión de clubes de fútbol en Escocia. Era el juego de los obreros textiles, los mineros, que jugaban diferente a los estudiantes de los caros colegios ingleses”, comenta Campbell Whittle.
En Escocia incluso empezó la integración racial en el fútbol con Andrew Watson, hijo de una escocés y una mulata, que jugó desde 1880 en su seleccionado. Sin embargo, advierte que el sello propio se comenzó a perder en la década de 1930 porque los clubes comenzaron a preparar a sus jugadores con el estilo inglés para poder transferirlos a ese medio, más rico.
Campbell Whittle rastreó en su país la historia de Harley, quien llegó al Uruguay en 1909 para trabajar en la compañía ferroviaria británica y defender al CURCC. Como eje en el mediocampo llevó a su club y a la Selección uruguaya el pase corto, que transformaría la forma de jugar y sería fundamento de los primeros títulos internacionales celestes.
“Hay un solo John Harley nacido en la zona de Glasgow en 1886, el año indicado en su biografía como de su nacimiento -relata-. Fue en la localidad de Cathcart, al sur de Glasgow. Era el más chico de seis hermanos y su madre murió cuando él tenía dos años a causa de bronquitis. El censo de 1891 lo muestra en un hospital, lo que hace pensar que era un niño un poco frágil. Trabajó como mandadero en un almacén y luego entró a los talleres del ferrocarril al norte de Glasgow. Y jugaba al fútbol en la calle”.
En 1906, Harley y su padre emigraron a Bahía Blanca pero volvieron un año más tarde a Glasgow. Enseguida John regresó a Argentina para trabajar en el Ferro Carril Sud de Buenos Aires. De ahí pasó al Ferro Carril Oeste, donde también jugaba. En 1909 su juego llamó la atención del CURCC,que lo incorporó al equipo y también a la empresa ferroviaria madre.

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Central Uruguay Railway Cricket Club
“En el CURCC se repetía el espíritu escocés de integración, porque ingenieros, mecánicos, maquinistas, obreros jugaban juntos al fútbol”, señala. La influencia escocesa iba más allá. Frank Henderson, el primer presidente del club, tiene nombre irlandés y apellido escocés. Era uno de los Scotch-Irish, como les decimos nosotros. El primer capitán fue John McGregor, nacido en Glasgow. James Buchanan, uno de los futbolistas más destacados a fines del siglo XIX y principios del XX, era escocés. Había nacido en 1862, por lo cual ya era grande cuando jugó acá. En Escocia había sido futbolista semiprofesional”, cuenta Campbell Whittle.
Y hay más. William Leslie Poole, el profesor del English High School de Montevideo, que enseñaba el fútbol a sus alumnos, también tenía raíces escocesas. “Su padre era un médico escocés y su madre inglesa. El padre, además, era ministro de una iglesia cerca de Cambridge y por esos sus hijos pudieron matricularse en esa universidad. De la misma forma, el fundador del Albion Enrique Lichtenberger era hijo de alemán pero tenía ascendencia escocesa a través de su madre.
Por eso, Escocia tiene argumentos para reclamar su lugar como madre patria del fútbol uruguayo.

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